sábado, 31 de julio de 2010



¿Cuál es la medida de su fe?


En los artículos anteriores les estuve compartiendo sobre la fe verdadera y la fe carnal al igual de cómo obtener la fe espiritual. En el siguiente texto encontramos lo siguiente:
Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
En la época de la Iglesia de los Romanos, el Apóstol Pablo habla de una medida de fe que es dada a todo hombre que viene a los pies de Jesucristo. Esto es algo bastante real y que se ha manifestado en todo lo largo de la historia de la Iglesia, desde su inicio en el día de Pentecostés hasta que Cristo venga a arrebatarla como su novia. Encontramos siempre distintas personas en la iglesia y a veces decimos que tal hermano o hermana es maduro en la fe o que tal hermano es un niño en las cosas de Dios. No hay ninguna iglesia que pueda estar el día de hoy sin conflicto entre sus miembros, y esto se debe casualmente a la medida de la fe que varía de una persona a otra, sin importar la edad cronológica, años en el evangelio o la denominación a la cual pertenece. El término “más alto concepto de si que el que debe de tener” se refiere a que aquellos que tienen una fe más grande no deben de creerse como que ya lo tienen todo, ni tampoco los que son nuevos en la fe o tienen poca fe espiritual deben de tener celos o envidia de aquellos que se encuentran en un nivel más alto. Claro que la meta es que todos lleguen a un grado de perfección en la fe.
Santiago 2:22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Quiere decir que las obras tienen que acompañar el acto de fe, de lo contrario es una fe muerta que no produce frutos y es por lo tanto carnal como ya se los he explicado anteriormente. Entonces la fe y las obras tienen que ir de par en par y esto se traduce como el actuar en la vida diaria como la Palabra de Dios lo indica; es decir, a la manera de Dios. Es de esta forma que podemos ver los frutos que produce la fe. Si por ejemplo un grupo de cristianos y entre ellos un pastor o misionero, se ponen de acuerdo en ejecutar un plan, el éxito o el fracaso va a depender de cuánto hayan seguido el plan de acuerdo a la voluntad de Dios, y esto quiere decir haber seguido paso a paso las instrucciones de su Palabra que es verdad y vida. ¿Se ha estado orando y ayunando correctamente? ¿Ha habido algún problema dentro del grupo o equipo que no se ha resuelto según lo que está escrito en la Biblia? ¿Estamos atendiendo a las personas nuevas como se lo merecen? Son muchas las interrogantes que están estrictamente ligadas a la fe espiritual para ver si realmente se está o no produciendo frutos, no solamente en una manera física sino espiritual también. Muchas veces he oído de siervos que se sienten desanimados en la obra y hasta piensan dejar el ministerio. La pregunta que deben de hacerse es si realmente están actuando a la manera de Dios. No se le debe de echar la culpa a los miembros de la iglesia, porque ellos simplemente actúan como se les enseña. Si alguien está a cargo de una obra debe con más énfasis trabajar en su fe espiritual diariamente. Aquí no se trata solamente de esperar a la convención o retiro de pastores y lideres sino de una evaluación diaria. Los retiros o seminarios pueden servir en este caso para edificación mutua del pueblo de Dios y no para que sirvan de pañuelo para secar las lágrimas producidas por la amargura y frustración en la obra.
Ya que se habla de medida de la fe podemos distinguir tres tamaños o tallas según la persona. Podemos entonces hacer una comparación con el crecimiento físico del hombre que es: Bebe, joven y adulto o padre.
Antes de pasar a estas tres etapas de la fe quisiera citarles también este texto:
Ezequiel 47:3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
Analicemos entonces las tres etapas de crecimiento de la fe espiritual:

1. De bebe.


Esta fe equivale a la de un recién convertido que ha venido a los pies de Cristo y que viene con un trasfondo variado según sus propias vivencias. Esta persona conoce muy poco de Dios y de la Biblia y por lo tanto está sujeto (a) a cometer muchos errores. Generalmente no desempeña ningún cargo en la Iglesia y solamente está asistiendo a los servicios y cultos.

En el pasaje del profeta Ezequiel, que ha sido para mí uno de los más difíciles de comprender, vemos la presencia del agua que quiere decir la Palabra de Dios. En el caso del que tiene fe como la de un bebe, sabe algo sobre la Palabra de Dios pero no conoce los detalles. De este modo el bebe solamente puede estar en una piscina para niños porque de lo contrario se puede ahogar. Es así que no debemos forzar a una persona nueva en la fe que pueda tener un conocimiento bíblico avanzado, a no ser que sea superdotado, porque de lo contrario puede tener confusiones y se le causaría un mal espiritual. En esta época se le tiene que dar al nuevo convertido una educación cristiana de acuerdo a sus capacidades espirituales e intelectuales. El Apóstol Pablo dice lo siguiente:

1Corintios 3:2-3 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Sobre esta primera etapa de la fe podemos decir que la Palabra de Dios comienza a penetrar poco a poco en la persona y espiritualmente se va desarrollando. Es lamentable observar a veces de que hay personas que llevan años asistiendo a una iglesia y que no se han desarrollado espiritualmente. Muchas veces son hombres y mujeres de edad madura que solamente se conforman con asistir a los servicios y durante la semana vuelven a cometer los mismos errores de siempre. Se puede ver entonces que su conocimiento de la Palabra de Dios es bastante limitado. Entonces un bebe que no se desarrolla normalmente no es un ser humano normal, así como un cristiano que no crece en la fe no es un cristiano normal o simplemente no es un cristiano sino un simpatizante.

2. De Joven.

Esta es la segunda etapa de la fe por la que un cristiano normal tiene que pasar. Es cuando la Palabra de Dios comienza a permanecer en el creyente. Ya comienza a explorar las Escrituras y a practicar lo que dice. Según el texto del Profeta Ezequiel el agua comienza a llegar hasta las rodillas e incluso la cintura. En esta etapa el joven comienza a comprender el por qué de las cosas y comienza a obedecer lo que dice la Palabra. No obstante, como todo joven también está sujeto a cometer errores pero los hace con menos frecuencia porque aun está en un proceso de aprendizaje. No importa los años que tenga en el evangelio siempre van a haber errores porque somos humanos.

Se puede decir que esta es una etapa de aprendizaje muy importante ya que bastantes luchas se pueden presentar en el camino. Es como aquel que se entrena en alguna disciplina de lucha deportiva. Debe de aprender bien los reflejos para estar atento ante cualquier ataque del rival, de lo contrario puede ser derrotado. La única manera que podemos tener éxito en las luchas es mediante la permanencia de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Esto es saber enfrentar las luchas con lo que está escrito. El mismo Jesús, luego de haber ayunado durante cuarenta días y cuarenta noches, para preparar su ministerio tuvo que enfrentarse al diablo con lo que estaba escrito:

Mateo 4:2-4 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Por esto podemos concluir que el adversario ataca más durante los periodos de preparación. No quiero decir que Jesús recién se estaba preparando en la Palabra, sino que fue tentado en pleno periodo de preparación ministerial. Si Jesús era el Verbo hecho carne, ¿cuánto más nosotros que somos unos simples seres humanos podemos ser tentados por el enemigo en nuestra preparación o crecimiento espiritual?

3. De adulto o padre.

Esta es la tercera etapa del crecimiento de la fe espiritual. Esto se manifiesta cuando hay una obediencia absoluta de la Palabra de Dios y conoce bastante a Dios. La persona que llega a esta etapa es la que conoce profundamente las cosas de Dios. Este fue el caso como de Moisés, Abraham, Esteban, el Apóstol Pablo, ellos podían vivir una fe de acuerdo al corazón de Dios. De esta manera Dios podía confiar plenamente en ellos, como en el presente Dios necesita hombres y mujeres en los cuales pueda confiar plenamente para llevar a cabo su plan de salvación para la humanidad.

Al demostrarle a Dios que somos sus hijos adultos, Él va a estar más propicio a responder a nuestras oraciones, al igual que nuestras recompensas pueden ser mayores cuando estemos en el cielo. No en vano hay cinco clases de coronas que serán dadas a cada uno según sus obras en la tierra para el Reino de Dios.

En el texto del Profeta Ezequiel ya el agua llegaba hasta los lomos y llegó a ser tanta que ya se tenía que cruzar a nado en el rio. Cuando comenzamos a nadar es cuando empezamos a pasearnos libremente por la Palabra de Dios. Llega un momento en que no se hará difícil obedecer a Dios y como resultado nuestras oraciones serán respondidas sin ningún problema.

Mateo 21:21-22 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Muchas veces podemos decir que Jesús afirmo eso pero que muchas veces cuando le hemos pedido algo no se nos cumple. Yo creo que eso nos sucede a todos muy frecuentemente. Pero en realidad se han preguntado: ¿En qué etapa de crecimiento de mi fe estoy? ¿Cuál es mi nivel de fe en este momento? ¿Estoy realmente llevando una vida en santidad como la Biblia nos demanda? ¿Qué clase de fe tengo? ¿Estoy obedeciendo absolutamente lo que la Biblia dice?

Así como hay tres etapas de crecimiento en la fe espiritual, también hay cinco niveles de fe espiritual que les estaré compartiendo en los próximos artículos. Mi gran deseo es que estas reflexiones les puedan ayudar a seguir creciendo en su fe espiritual.



Hasta pronto,

Rev. Carlos J. León

sábado, 17 de julio de 2010

¿Cómo obtener la fe Espiritual?





En el artículo anterior les expuse sobre la fe carnal y la fe espiritual. También les indiqué las diferencias que existen entre ambas. Mientras la fe carnal no produce frutos y es comprobable ante los ojos humanos, la fe espiritual es la que agrada a Dios y la que lleva frutos. Hoy quisiera compartirles sobre la forma en que podemos adquirir la fe espiritual.

Una de las cosas más difíciles de hacer es poner a un lado todos nuestros conceptos y pensamientos negativos que puedan interferir para poder adquirir una fe espiritual solida. Venimos de distintas culturas y niveles socio económicos, como también poseemos un grado académico distinto. Por lo tanto, tenemos muchas formas de ver las cosas y muchas veces no podemos estar de acuerdo sobre una idea específica. Cuando se nos presenta el evangelio venimos muchas veces con un trasfondo religioso y muchas veces queremos adaptar nuestras ideas a lo que dice la Palabra de Dios. Leemos muchas veces algunos textos y dudamos en lo que está escrito en lugar de aceptarlo con un simple amen. Jesús mismo declara lo siguiente en este pasaje:

Juan 5:24: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Vemos que hay dos palabras claves en este texto que son: “palabra” y “creer”. Debemos de creer plenamente en la Palabra de Dios. Por más duro que sea el mandamiento que Dios nos dice que debemos de cumplir hay que hacerlo. Si no hay confianza en la Palabra de Dios entonces no hay como recompensa la vida eterna y por lo tanto hay condenación. Se puede decir entonces que hay una causa efecto en el creer o no creer en la palabra. Muchas veces cuando las cosas se ponen un poco duras la gente trata de cambiar la situación diciendo que ciertos milagros o prodigios ya fueron en su época. O que tal cosa no puede ser porque es imposible comprobarlo científicamente. Debemos de tener cuidado cuando comenzamos a “maquillar” las cosas que aparecen en la Biblia para acomodar nuestra situación. Esto es simplemente no creer en la Palabra. Al no creer en la Palabra entonces no estamos caminando como Dios lo establece. Entonces tenemos lo que Jesús declara en el siguiente pasaje:

Juan 5:37-39 “También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.

En este pasaje encontramos una exhortación de Jesús para que podamos escudriñar las Escrituras. No se trata simplemente de leer la Biblia como se lee una revista o un periódico; una cosa es leer la Biblia y otra es entenderla. Hay gente que dice haber leído la Biblia entera varias veces en su vida. Se han hecho también concursos sobre la lectura de la Biblia. Pero sin embargo muchas veces vemos que no hay un cambio en esas personas. Debemos saber primeramente que la Biblia fue escrita por Dios, bajo la inspiración del Espíritu Santo. Por lo tanto debemos de pedir la ayuda del Espíritu Santo para que nos ayude a comprenderla.

Al comprender las Escrituras, vamos a tener una mayor comprensión sobre muchas cosas que ocurrieron en tiempos bíblicos al igual de las que están por ocurrir. Vamos a poder discernir claramente lo que Dios nos está tratando de decir. Es entonces que vamos a poder ir creciendo en nuestra fe cada día, como podemos ver en el siguiente pasaje que habla sobre la medida de la fe:

Romanos12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Aquí no se está hablando sobre la fe en un sentido común, sino de distintos grados de fe, o sea que la fe espiritual tiene un crecimiento individual de acuerdo a la persona y cuanto este obrando según la Palabra de Dios. Para que una persona pueda crecer en la fe no solamente necesita leer la Biblia, sino también tiene que ir obrando según la Palabra. Estas obras van a ir poco a poco dando frutos espirituales. Pablo dice muy a menudo lo siguiente:

Efesios 1:15-16 por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones.

Esta fe creciente había dado como fruto el amor que es uno de los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). De esta manera podemos demostrar que la fe produce frutos, mientras que la fe carnal se conforma solamente en verificar los resultados obtenidos. Si no hay frutos entonces quiere decir que no hay una fe verdadera en el creyente. Muchas veces los cristianos nos conformamos con haber hecho un paso de fe al haber aceptado a Jesucristo como nuestro salvador, pero muchas veces no hay un crecimiento espiritual. En muchos casos hay un estancamiento espiritual e incluso se va a la iglesia por obligación. Por ejemplo: los padres de una familia van a la iglesia, son ejemplares ante la congregación, pero los hijos han dejado de asistir a los servicios. Muchas veces cuando se hace una pregunta los jóvenes revelan que los padres no son como parecen ser cuando están en la iglesia. Puede ser que haya hasta violencia domestica lo cual no es visto por los demás. Esta es una lástima porque la iglesia pasa por un estancamiento y en lugar de crecer en miembros va disminuyendo poco a poco. El chisme va en aumento y poco a poco se comienzan a manifestar las obras de la carne. Este es el momento entonces cuando los pastores y las pastoras con grandes títulos en teología comienzan a maquillar los mandamientos de Dios escritos en la Biblia para que las congregaciones no sigan disminuyendo en número de asistentes. Tenemos hoy día hasta la ordenación de pastores homosexuales en los Estados Unidos. Sodoma y Gomorra en pleno siglo 21.

Preocupados por la falta de interés por las cosas espirituales, para que la cosa sea más en “onda” se organizan conciertos, retiros, convenciones y muchas otras cosas con tal de atraer al público y demostrarles que los evangélicos no son aburridos sino que también son “similares” al mundo. El “te amo” de la letra de la canción puede ser que diga “te amo” a la esposa, al novio o a Cristo. Es una letra “tipo” cristiano. ¿Dónde quedaron los años invertidos en grados de doctorado en teología? ¿Dónde está la aplicación de la Palabra en la vida del creyente? Si la Palabra de Dios es vida, entonces la predicación debería atraer a las multitudes. Jesucristo y los apóstoles no necesitaron de grandes cantantes o doctorados en teología para atraer a las multitudes. Ellos simplemente ponían la Palabra en práctica y los enfermos se sanaban, los muertos resucitaban, el pan se multiplicaba y finalmente las almas se salvaban del infierno. Hoy día la mayoría de cristianos se acuerda más de la letra de una canción en lugar del texto mismo que está en la Biblia. Ah! Dicen: Si tuvieras fe como un grano de mostaza… Pero de allí no van más lejos porque no han escudriñado la Escritura. No hay vida en el consejo que están impartiendo y a la persona que se le ministra sale con un deseo de no volver más a la iglesia. Hoy día las librerías venden menos libros sobre la Biblia, pero si venden más CDS y DVDS desde el cantante conocido por su iglesia local, hasta el salmista de moda. Es lamentable como el pueblo cristiano se va debilitando cada vez en cuanto a la fe y sus principios. El mismo Señor Jesús:

Lucas 18:8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

En otras Palabras, Jesús se pregunta si hallará cristianos que tengan fe espiritual, la cual exige una vivencia absoluta en la Palabra de Dios. ¿Estamos llenando nuestro corazón con la verdad de la Palabra de Dios diariamente o simplemente estamos leyendo la Biblia para aparentar que sabemos? ¿Estamos pidiendo la ayuda del Espíritu Santo para entenderla? Hace poco tuve la visita de unos Testigos de Jehová que ya habían venido anteriormente pero quedaron un poco inconformes con la visita anterior. Esta vez vinieron con el propósito de que yo les demuestre todo lo que hablaba con versículos escritos en la Biblia. Según ellos solamente creen lo que está escrito en la Biblia y nada más. Pues de todas las preguntas que me hicieron les pude encontrar una referencia, pero cuando yo les preguntaba no me sabían responder. Ellos simplemente se guiaban por las letras negras de la Biblia, pero no por lo que el Espíritu Santo les pueda revelar porque no lo tienen. Cuando se trata de algo que puede trascender, ellos simplemente dicen que se destruyó, que pasó solamente en ese tiempo o que la Biblia no lo indica. Es entonces, dado a su interpretación humana, viven en una total confusión.

Así como hay una medida de fe, entonces quiere decir que hay varios grados de fe en el creyente. La fe de un nuevo convertido no es de la misma medida que la de un líder o un pastor de la iglesia. Esta fe se puede comparar con la de un bebe recién nacido que puede cometer errores porque está en periodo de aprendizaje. Lo mismo, la fe de un líder de la iglesia no tiene que ser como la de un nuevo creyente porque de lo contrario demuestra que no ha crecido espiritualmente. Debería al menos de poder servir en algo en la iglesia e incluso dar una reflexión bíblica. ¿Hasta qué punto un verdadero cristiano puede enfrentar una dificultad siguiendo al pie de la letra lo que la Palabra de Dios dice? ¿Es capaz de perdonar o incluso diezmar cuando hay estrechez económica? Estos son algunos de los parámetros que os permiten medir nuestra fe. A mayor medida de fe, mayor será la recompensa en el reino de los cielos.

El creer y obedecer incondicionalmente la Palabra de Dios, ira derribando poco a poco el muro de pecado que se ha ido construyendo a través de los años y la relación con Dios se irá haciendo cada vez más estrecha. Cuando finalmente este muro de pecado se rompe, Dios nos reconoce como sus verdaderos hijos obedientes y estará más propicio a responder a nuestras oraciones.

Que Dios les bendiga ricamente y espero poder compartir mas artículos con Uds. más a menudo. Todo lo compartido es parte de un cambio que se está operando en mi vida espiritual.

Rev. Carlos Leon

viernes, 30 de abril de 2010

LA FE CARNAL Y LA FE ESPIRITUAL



Desde que vine a Cristo hace 32 años atrás siempre he escuchado esta palabra sencilla de dos letras: FE. Comencé a usarla y escucharla en nuestra jerga evangélica, como por ejemplo: “Los hermanos en la fe; yo no trabajo hermano, vivo por fe, etc.” Llegando a ser parte de nuestro diario vocabulario “cristiano”.

Una vez que comenzamos a tomar clases fundamentales de doctrina cristiana, el versículo favorito es: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17. Y sin olvidar la ilustración histórica que aparece en el libro de Hebreos en el capítulo 11 y en especial el versículo 1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Lo hemos escuchado tantas veces en nuestras iglesias que los mensajes que predican los pastores ya nos pasan desapercibidos y hasta a veces pensamos que ese tema ya no es más para nosotros que llevamos 3, 4, 10 o 30 años en el evangelio. Pensamos: “eso es para los nuevos creyentes, o los no creyentes”. Y decimos eso porque sabemos que por la FE somos salvos, podemos entrar al reino de los cielos e incluso recibir una respuesta a nuestra oración y tantas cosas que nos han ensañado en las iglesias e institutos bíblicos. Pero sin embargo hay dos clases de fe. Una es la fe carnal, es decir aquella que se puede comprobar, que está basada en el razonamiento humano y cree en las teorías y conocimientos del mundo. Es como por ejemplo, cuando tenemos un dolor de cabeza, tomamos una aspirina porque sabemos que en una hora o en minutos esa medicina puede hacer calmar ese dolor. Es así entonces que tenemos fe en esa medicina y de acuerdo con las características impresas en la caja, sirve para calmar los dolores de cabeza. Es decir, podemos comprobar ese hecho.

En la antigüedad, especialmente en la época de Jesús en la tierra, se llevaron a cabo numerosos milagros y aun así muchos de ellos, que vivieron junto con el Señor no podían creerlo como en el caso de Tomás: “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”(Juan 20:27-29). Si esto sucedía en la época de Cristo, cómo debe de estar la incredulidad en nuestro tiempo en tanto que la maldad se ha multiplicado enormemente. Hay algunos que incluso llegan a decir que no creen ni en su propia sombra. El gran peligro que existe en nuestras iglesias es que queremos muchas veces manipular a Dios a nuestra conveniencia. Hay veces que oigo decir en las iglesias que si Dios les permite ganar la lotería, donarían un templo o un bus para la iglesia. Que si Dios les concede un milagro entonces le van a servir el resto de sus vidas. Hermano, hermana, eso es lo que menos le interesa a Dios, si él tiene mejores cosas en el cielo. Basta ya de creernos indispensables. Hay gente que no le gusta trabajar y anda diciendo que viven por fe, cuando en realidad están viviendo a costas de otras personas. En las iglesias también se habla del hermano carnal vestido con traje de oveja que “se ha apartado de la fe”; mientras que nunca se había convertido genuinamente, o también se dice: su fe se ha enfriado. ¡Qué empleo tan equivocado de la palabra FE!

Es así que llegamos a sacar tantas conclusiones erróneas porque simplemente Dios no nos ha respondido o porque no hemos llegado a tener la fe que realmente agrada a Dios. Y es ahora que llegamos a definir lo que es la fe espiritual. Esta es la fe que cree completamente en la Palabra de Dios y al mismo tiempo actúa. Es decir, es una fe que produce frutos porque está obrando constantemente. Con esa fe no solamente se cree que hay un Dios Todopoderoso sino también se cree en lo que dice su Palabra. “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” (Marcos 11:24) Es decir debemos tener una fe como la de un niño cuando se le promete algo.

Otra de las características de la fe espiritual es que no comete las obras de la carne. Las pasiones carnales eran una cosa bastante común en la época de los primeros cristianos. Conforme el tiempo va transcurriendo, luego del Pentecostés, se presentaron muchos problemas morales en el seno de las Iglesias de aquella época. Pablo llega a escribir en su epístola a la Iglesia de Gálatas “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21). Como vemos son cosas que siguen aun en medio de nuestras iglesias, quizás no sean manifiestas en el templo, pero en casa de los creyentes, ¿quién sabe? Por ejemplo: Cuando una familia cristiana venia a la iglesia y ahora sólo vienen los padres y no los hijos, ¿qué puede estar pasando en casa? ¿Acaso los padres han dado buen testimonio a los hijos? ¿Están los padres siendo un modelo de conducta de acuerdo a las Escrituras? ¿La fe de ellos está produciendo buenos frutos? ¿O se trata de una fe sin obras, que es en realidad muerta? “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. (Santiago 2:26).

El gran fracaso el día de hoy en nuestras iglesias se debe a que no se ha sabido diferenciar o definir el verdadero sentido de la fe. Siempre se nos ha hablado de una fe teórica pero no práctica. Hay hasta libros enteros que tratan de definir lo que es la fe. Es por eso que muchas veces los esfuerzos de evangelización fracasan porque no se tiene una noción especifica de lo que es la fe. “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;e y nada os será imposible.” (Mateo 17:20)

Si hoy queremos ver Iglesias transformadas, debemos comenzar por nosotros mismos, creer completamente lo que dice su Palabra y obrar al mismo tiempo. Debemos también de despojarnos de todo deseo carnal porque la fe espiritual es todo lo opuesto a la fe carnal. Una de las cosas que se debe de hacer es ayunar para poder tener claridad al leer la Palabra de Dios y poder tener fuerza para combatir los deseos carnales.

Que Dios les bendiga grandemente y en la próxima vez les estaré compartiendo un poco sobre la fe espiritual con más detalles. Por el momento solamente quería establecer una diferencia concreta en lo que es la fe carnal y la fe espiritual que es la que agrada y es aceptada por Dios.

Carlos J. León

jueves, 29 de abril de 2010

EL LIBRO DEL APOCALIPSIS POR CLARENCE LARKIN EN ESPAÑOL


Ya está a disposición del público el comentario de
Clarence Larkin sobre el "Libro del Apocalipsis"


En este libro el Rev. Larkin expone ampliamente sobre el Libro del Apocalipsis en forma sencilla y comprensible con la ayuda de diveras ilustraciones y diagramas interpretados directamente de la Biblia. El trabajo como diseñador facilitó la elaboración de este material finamente detallado.

A lo largo de todo este tiempo, este libro ha sido ampliamente utilizado como referencia bibliográfica por distintos escritores cristianos de renombre en el ambito evangélico. A pesar del tiempo transcurrido entre la primera publicación de este libro y los acontecimientos actuales podemos decir que la Palabra de Dios nunca cambia en cuanto a lo profético. Esperamos que esta publición pueda ser un instrumento para que los cristianos de hoy puedan centrarse con mayor convicción sobre las enseñanzas de las Sagradas Escrituras hasta la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo. 274 páginas, tapa blanda, con ilustraciones.

Disponible en Armageddon Books

http://www.armageddonbooks.com/spanish

o para mayor información a nuestro e-mail:

www.visionevangelistaint@hotmail.com


lunes, 15 de marzo de 2010

EL ENGAÑO DE LOS FALSOS CRISTIANOS



Últimamente escuchamos mucho de los predicadores hoy en día que aumentan el ego, el orgullo, de las personas, diciéndote: “Tú puedes adquirir dinero en forma constante.” “Tu mejor vida es ahora”, “eres un campeón”. Esta doctrina falsa y diabólica de la prosperidad, los hace alejarlos de la dependencia de Dios y permite un acercamiento a la auto-suficiencia. Estos predicadores esconden el verdadero mensaje del Evangelio de Jesucristo.


El Diablo no quiere que la gente sea salva, transformada por la fe en Cristo Jesús; quiere que la gente sea engañada aun en el cristianismo, al ser engañados por estos predicadores. Están creyendo así en sus propios esfuerzos, en sus logros que obtienen por su fuerza interior. Ellos no creen en un Cristo que vino a morir por nuestros pecados, predican el mensaje que si nos arrepentimos de nuestros pecados a través de la sangre de Jesucristo hay perdón de pecados. Por lo tanto, tenemos que reconocer que somos pecadores y que hemos estado lejos de Dios. En cuanto al sacrificio que Dios hizo en la cruz del Calvario hace más de 2000 años, nos preguntamos: ¿En dónde han dejado el mensaje de Cristo? ¿Dónde está el mensaje de las Buenas Nuevas? ¿Y el mensaje de salvación y de arrepentimiento? En Mateo 3:2 Jesús dice: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Arrepentirse no quiere decir solamente hacer una simple oración de fe y arrepentirse de los pecados. ¡No! Tiene que ser un arrepentimiento genuino de tal forma que nuestra vida cambie a tal punto que aborrezcamos el pecado. Otro engaño es haber seguido los pasos mencionados anteriormente pero nuestra vida sigue siendo igual que antes, entonces vemos que la oración no ha sido genuina. En este caso no le estamos abriendo el corazón a Dios, sin embargo el verdadero Evangelio de Dios requiere que nos arrepintamos y sigamos una vida de santidad. No se trata solamente de orar y decir al Señor, creo en ti y soy salvo. ¡No! ¡Es mucho más que eso! Dios demanda mucho más de ti. En Mateo 16:24-25 leemos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”. En Mateo 7:13-14 encontramos otro texto desafiante: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Es decir que son pocos los que quieren sufrir por el Evangelio de Jesucristo, renunciar al pecado y vivir una vida santa. A eso se refiere Dios cuando habla de la puerta estrecha. Nosotros como cristianos tenemos que negarnos a nosotros mismos y seguir a Dios, imitar sus pasos, aborrecer el pecado y siempre tener hambre de Dios. Esto no quiere decir de tener hambre por el dinero, hambre por el éxito, sino hambre para que millones de personas puedan conocer el Evangelio de Cristo, puedan tener un verdadero arrepentimiento y puedan ser salvos por Jesucristo. Nadie quiere entrar por esa puerta porque cuesta mucho. En Gálatas 1:6-8 tenemos la siguiente exhortación: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Anatema significa maldito. Dios aborrece cuando no predicamos el verdadero evangelio y estos pastores reúnen en sus Iglesias miles de personas hambrientas pero ellos sólo alimentan el ego de ellas con sus mensajes motivacionales, diabólicos, y el hecho de que haya bastante gente en sus Iglesias, es porque les hablan cosas bonitas y refrescantes tales como: “¡Tú puedes! ¡Tú eres un campeón! ¡Tú, tú, tú!... ¡Yo, yo, yo!” ¿Y qué pasó con el Evangelio de Cristo? ¿Dónde está Dios? En 1ra de Juan 4:5 encontramos: “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.” Esos predicadores son del mundo y por eso tienen bastante éxito y sus iglesias están llenas porque hablan las cosas del mundo. No cambian la vida de pecado ni tampoco siguen una vida en santidad. Pero como Dios quiere que lo imitemos cada día y en todo momento, les aseguro que más de la mitad se va y se alejan de la Iglesia.


Les invito que si leen esta reflexión le pidan a Dios con todo corazón que los llene del Espíritu Santo cada día, que nos unamos como luz para que nos permita enfrentar al enemigo y no tome partida en cada vida para que prediquemos el verdadero Evangelio de Cristo, así como él lo hizo.


Dios te bendiga siempre con todo el amor para la salvación de los Hijos de Dios.


Atentamente,


HELDER CERRITO