sábado, 31 de julio de 2010



¿Cuál es la medida de su fe?


En los artículos anteriores les estuve compartiendo sobre la fe verdadera y la fe carnal al igual de cómo obtener la fe espiritual. En el siguiente texto encontramos lo siguiente:
Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
En la época de la Iglesia de los Romanos, el Apóstol Pablo habla de una medida de fe que es dada a todo hombre que viene a los pies de Jesucristo. Esto es algo bastante real y que se ha manifestado en todo lo largo de la historia de la Iglesia, desde su inicio en el día de Pentecostés hasta que Cristo venga a arrebatarla como su novia. Encontramos siempre distintas personas en la iglesia y a veces decimos que tal hermano o hermana es maduro en la fe o que tal hermano es un niño en las cosas de Dios. No hay ninguna iglesia que pueda estar el día de hoy sin conflicto entre sus miembros, y esto se debe casualmente a la medida de la fe que varía de una persona a otra, sin importar la edad cronológica, años en el evangelio o la denominación a la cual pertenece. El término “más alto concepto de si que el que debe de tener” se refiere a que aquellos que tienen una fe más grande no deben de creerse como que ya lo tienen todo, ni tampoco los que son nuevos en la fe o tienen poca fe espiritual deben de tener celos o envidia de aquellos que se encuentran en un nivel más alto. Claro que la meta es que todos lleguen a un grado de perfección en la fe.
Santiago 2:22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Quiere decir que las obras tienen que acompañar el acto de fe, de lo contrario es una fe muerta que no produce frutos y es por lo tanto carnal como ya se los he explicado anteriormente. Entonces la fe y las obras tienen que ir de par en par y esto se traduce como el actuar en la vida diaria como la Palabra de Dios lo indica; es decir, a la manera de Dios. Es de esta forma que podemos ver los frutos que produce la fe. Si por ejemplo un grupo de cristianos y entre ellos un pastor o misionero, se ponen de acuerdo en ejecutar un plan, el éxito o el fracaso va a depender de cuánto hayan seguido el plan de acuerdo a la voluntad de Dios, y esto quiere decir haber seguido paso a paso las instrucciones de su Palabra que es verdad y vida. ¿Se ha estado orando y ayunando correctamente? ¿Ha habido algún problema dentro del grupo o equipo que no se ha resuelto según lo que está escrito en la Biblia? ¿Estamos atendiendo a las personas nuevas como se lo merecen? Son muchas las interrogantes que están estrictamente ligadas a la fe espiritual para ver si realmente se está o no produciendo frutos, no solamente en una manera física sino espiritual también. Muchas veces he oído de siervos que se sienten desanimados en la obra y hasta piensan dejar el ministerio. La pregunta que deben de hacerse es si realmente están actuando a la manera de Dios. No se le debe de echar la culpa a los miembros de la iglesia, porque ellos simplemente actúan como se les enseña. Si alguien está a cargo de una obra debe con más énfasis trabajar en su fe espiritual diariamente. Aquí no se trata solamente de esperar a la convención o retiro de pastores y lideres sino de una evaluación diaria. Los retiros o seminarios pueden servir en este caso para edificación mutua del pueblo de Dios y no para que sirvan de pañuelo para secar las lágrimas producidas por la amargura y frustración en la obra.
Ya que se habla de medida de la fe podemos distinguir tres tamaños o tallas según la persona. Podemos entonces hacer una comparación con el crecimiento físico del hombre que es: Bebe, joven y adulto o padre.
Antes de pasar a estas tres etapas de la fe quisiera citarles también este texto:
Ezequiel 47:3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
Analicemos entonces las tres etapas de crecimiento de la fe espiritual:

1. De bebe.


Esta fe equivale a la de un recién convertido que ha venido a los pies de Cristo y que viene con un trasfondo variado según sus propias vivencias. Esta persona conoce muy poco de Dios y de la Biblia y por lo tanto está sujeto (a) a cometer muchos errores. Generalmente no desempeña ningún cargo en la Iglesia y solamente está asistiendo a los servicios y cultos.

En el pasaje del profeta Ezequiel, que ha sido para mí uno de los más difíciles de comprender, vemos la presencia del agua que quiere decir la Palabra de Dios. En el caso del que tiene fe como la de un bebe, sabe algo sobre la Palabra de Dios pero no conoce los detalles. De este modo el bebe solamente puede estar en una piscina para niños porque de lo contrario se puede ahogar. Es así que no debemos forzar a una persona nueva en la fe que pueda tener un conocimiento bíblico avanzado, a no ser que sea superdotado, porque de lo contrario puede tener confusiones y se le causaría un mal espiritual. En esta época se le tiene que dar al nuevo convertido una educación cristiana de acuerdo a sus capacidades espirituales e intelectuales. El Apóstol Pablo dice lo siguiente:

1Corintios 3:2-3 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Sobre esta primera etapa de la fe podemos decir que la Palabra de Dios comienza a penetrar poco a poco en la persona y espiritualmente se va desarrollando. Es lamentable observar a veces de que hay personas que llevan años asistiendo a una iglesia y que no se han desarrollado espiritualmente. Muchas veces son hombres y mujeres de edad madura que solamente se conforman con asistir a los servicios y durante la semana vuelven a cometer los mismos errores de siempre. Se puede ver entonces que su conocimiento de la Palabra de Dios es bastante limitado. Entonces un bebe que no se desarrolla normalmente no es un ser humano normal, así como un cristiano que no crece en la fe no es un cristiano normal o simplemente no es un cristiano sino un simpatizante.

2. De Joven.

Esta es la segunda etapa de la fe por la que un cristiano normal tiene que pasar. Es cuando la Palabra de Dios comienza a permanecer en el creyente. Ya comienza a explorar las Escrituras y a practicar lo que dice. Según el texto del Profeta Ezequiel el agua comienza a llegar hasta las rodillas e incluso la cintura. En esta etapa el joven comienza a comprender el por qué de las cosas y comienza a obedecer lo que dice la Palabra. No obstante, como todo joven también está sujeto a cometer errores pero los hace con menos frecuencia porque aun está en un proceso de aprendizaje. No importa los años que tenga en el evangelio siempre van a haber errores porque somos humanos.

Se puede decir que esta es una etapa de aprendizaje muy importante ya que bastantes luchas se pueden presentar en el camino. Es como aquel que se entrena en alguna disciplina de lucha deportiva. Debe de aprender bien los reflejos para estar atento ante cualquier ataque del rival, de lo contrario puede ser derrotado. La única manera que podemos tener éxito en las luchas es mediante la permanencia de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Esto es saber enfrentar las luchas con lo que está escrito. El mismo Jesús, luego de haber ayunado durante cuarenta días y cuarenta noches, para preparar su ministerio tuvo que enfrentarse al diablo con lo que estaba escrito:

Mateo 4:2-4 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Por esto podemos concluir que el adversario ataca más durante los periodos de preparación. No quiero decir que Jesús recién se estaba preparando en la Palabra, sino que fue tentado en pleno periodo de preparación ministerial. Si Jesús era el Verbo hecho carne, ¿cuánto más nosotros que somos unos simples seres humanos podemos ser tentados por el enemigo en nuestra preparación o crecimiento espiritual?

3. De adulto o padre.

Esta es la tercera etapa del crecimiento de la fe espiritual. Esto se manifiesta cuando hay una obediencia absoluta de la Palabra de Dios y conoce bastante a Dios. La persona que llega a esta etapa es la que conoce profundamente las cosas de Dios. Este fue el caso como de Moisés, Abraham, Esteban, el Apóstol Pablo, ellos podían vivir una fe de acuerdo al corazón de Dios. De esta manera Dios podía confiar plenamente en ellos, como en el presente Dios necesita hombres y mujeres en los cuales pueda confiar plenamente para llevar a cabo su plan de salvación para la humanidad.

Al demostrarle a Dios que somos sus hijos adultos, Él va a estar más propicio a responder a nuestras oraciones, al igual que nuestras recompensas pueden ser mayores cuando estemos en el cielo. No en vano hay cinco clases de coronas que serán dadas a cada uno según sus obras en la tierra para el Reino de Dios.

En el texto del Profeta Ezequiel ya el agua llegaba hasta los lomos y llegó a ser tanta que ya se tenía que cruzar a nado en el rio. Cuando comenzamos a nadar es cuando empezamos a pasearnos libremente por la Palabra de Dios. Llega un momento en que no se hará difícil obedecer a Dios y como resultado nuestras oraciones serán respondidas sin ningún problema.

Mateo 21:21-22 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Muchas veces podemos decir que Jesús afirmo eso pero que muchas veces cuando le hemos pedido algo no se nos cumple. Yo creo que eso nos sucede a todos muy frecuentemente. Pero en realidad se han preguntado: ¿En qué etapa de crecimiento de mi fe estoy? ¿Cuál es mi nivel de fe en este momento? ¿Estoy realmente llevando una vida en santidad como la Biblia nos demanda? ¿Qué clase de fe tengo? ¿Estoy obedeciendo absolutamente lo que la Biblia dice?

Así como hay tres etapas de crecimiento en la fe espiritual, también hay cinco niveles de fe espiritual que les estaré compartiendo en los próximos artículos. Mi gran deseo es que estas reflexiones les puedan ayudar a seguir creciendo en su fe espiritual.



Hasta pronto,

Rev. Carlos J. León